Deporte Balear

Uno de los errores que cometió Matas en la pasada legislatura fue establecer un agravio comparativo entre el ViveMenorca y el resto de clubes de la Comunitat Autónoma. Durante cuatro años el ejecutivo regó de millones al equipo de baloncesto de Maó, que no sólo se vio favorecido por ayudas que no recibieron ni de lejos otras entidades con iguales o incluso mayores méritos deportivos, sino que además se le financió hasta el último céntimo la construcción de un nuevo pabellón y se le pagaron los cánones de ingreso en la Liga ACB.
Lejos de haber aprendido la lección, el actual Govern de Francesc Antich vuelve a tropezar en la misma piedra y una vez más hace pública su vinculación con una Sociedad Anónima del mismo cuño que pueda ser la del Real Mallorca, a quien mientras tanto se le niega sistemáticamente el pan y la sal. A través de la Fundació Illesport va a abonar el deposito del fondo de regulación de ascensos y descensos de la ACB, lo que traducido al cristiano son 1,4 millones de euros más IVA, y además va a contribuir en la financiación de la cuota de participación e ingreso a la ACB con una aportación de 257.000 euros. Todo ello, por supuesto, con independencia al dinero que ya recibe el ViveMenorca de IB3 y de Turisme.
En una época de carestía como la actual no es de recibo seguir manteniendo artificialmente al ViveMenorca en la ACB. Antich establece un precedente peligrosísimo y enciende una bomba de relojería que puede estallarle en las manos. ¿Qué pasa si Alemany no encuentra comprador y decide entregarle el Mallorca al Govern? ¿Actuará Antich con la misma generosidad que demuestra con el ViveMenorca? Debería ser así, porque personalmente no encuentro ninguna razón que justifique esta diferencia de criterio entre las dos entidades, y más teniendo en cuenta que una de ellas, precisamente la menos favorecida por las ayudas institucionales, representará a Baleares en Europa esta próxima temporada.
Matas infló de millones al ViveMenorca movido por razones políticas. Se equivocó porque perdió la batalla electoral en la isla hermana. Antich no sólo no debería cometer el mismo error, sino que dada la influencia menorquina de su gabinete está obligado a mostrar mucha más prudencia. Al President han vuelto a aconsejarle mal, y una vez más los directivos menorquines han tenido la habilidad suficiente para pulsar la tecla precisa en el momento adecuado. Sólo que esta vez quizás hayan provocado una reacción en cadena muy peligrosa.

Tomeu Maura

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