Deporte Balear

Desde un medio informativo uruguayo, extrañado ante el hecho de que una leyenda del fútbol mundial como Ernesto “Pinocho” Vargas, campeón de América y campeón Intercontinental con Peñarol y Nacional, y ex seleccionador nacional en Uruguay, entrene actualmente el Club Deportiu Consell Juvenil 2014-2015, me han preguntado como presidente del club arlequinado como era esto posible. También me lo piden con frecuencia muchos amigos en Twitter, Linkedin y Facebook. Aprovecho por lo tanto la oportunidad de contar la historia desde sus inicios. Todo empezó en la Navidad de 1980, pleno verano austral, en el hotel Oceanía de Montevideo, que es donde se concentraba antes de sus partidos del Mundialito la selección uruguaya. Yo estaba allí para cubrir los partidos para “AS”, pero también para entrevistar a las viejas glorias charrúas que habían sido campeones del mundo en 1930 (sólo vivía entonces Ernesto Mascheroni) y 1950 (Schiaffino, Gambetta, Alcides Ghiggia, Màspoli) para la serie Finalistas de Leyenda” que la Agencia EFE, tras comprar los derechos a “AS”, distribuiría en 1982 por todo el mundo, y que el diario mexicano “La Afición” las convirtió en libro que guardo en casa como oro en paño.
Pero a lo que iba. Me encontraba entrevistando a Roque Gaston Màspoli, a la sazón seleccionador uruguayo, que algunos recordarán de su paso por la Primera División española como entrenador del Elche (adjunto la foto del momento), cuando éste me alertó:
-Hoy, frente a Holanda, daré minutos a un chaval que siendo juvenil aún ya ha debutado con la selección absoluta de Uruguay y que apunta a figura grande. Se llama Ernesto “Pinocho” Vargas.
Fue la primera vez que oí su nombre. Y la primera y única vez que le vi jugar en vivo. Luego me fui enterando de sus éxitos deportivos, de la grave lesión que sufrió en Maracaná el 16 de noviembre de 1982 jugando con Peñarol ante Flamengo una semifinal de Copa de América que le impidió fichar por el Real Madrid. “Pinocho” Vargas superó la rotura de ligamentos de su pierna derecha y se rehabilitó como figura mundial en el Nacional de Montevideo, con el que sería campeón de América y campeón Intercontinental al ganar en la final de Tokio (Japón) al PSV Eindhoven de Koeman y Romario.
Despues vino al Real Oviedo, en Primera División, una temporada y siguió su periplo por Ecuador y Perú para colgar las botas en 1991, tras doce años de profesional. Desde entonces trabaja en lo que más le gusta: enseñar fútbol, vivir fútbol, respirar fútbol. “A mi si me pinchan una vena no me sale sangre, me sale fútbol” suele decir. Posee dos terrenos de juego de césped natural en Montevideo para alquilar, ha dirigido la Escuela de Fútbol del Nacional de Montevideo, un Campus en Pekin (China), ha sido seleccionador uruguayo Sub-23 y ayudante de Carrasco en la absoluta para las eliminatorias del Mundial de Alemania 2006 y ahora director de la Escuela de Fútbol y Tecnificación del Club Deportiu Consell, que abarca Escoleta, Prebenjamín, Benjamín A y B, Alevín e Infantil Fútbol 11, y además entrenador del CD Consell Juvenil. Se pasa la vida en nuestro Campo Municipal escrutando las posibilidades de todos y cada uno de los jugadores, corrigiendo defectos, exigiendo disciplina, en una palabra: hacer de la cantera de un club modesto como el Club Deportiu Consell una esperanza de futuro para los que quieran ser futbolistas el día de mañana.
Y estamos dónde estábamos al principio. ¿Y cómo ha sido esto posible?. Muy sencillo: en el 2006, con su esposa Patricia, de ascendencia mallorquina, decidió establecerse en Palma de Mallorca. Así fue como me lo encontré un día por la calle, le hice dos páginas en “Última Hora” tituladas “Un campeón del mundo en la cola del paro”, me contó los problemas que tenía para convalidar su título uruguayo de entrenador –entre otras cosas le exigían cursar unos estudios en catalán, lo que es para mear y no echar gota—y entonces le abrí las puertas del CD Consell. Entre otras cosas porque muchos mallorquines han emigrado a Sudamérica y los han recibido con los brazos abiertos y porque en un fútbol tan raquítico como el nuestro, donde se pueden contar con los dedos de una mano los chicos que llegan, y en cuestión de entrenadores es sota, caballo, rey, es hasta inmoral dejar pasar por alto la oportunidad de contar con un maestro de su categoría profesional y humana. Esto nos genera muchas envidias de los mediocres, algunas positivas y otras, las más, malsanas, pero también nos genera el inmenso orgullo de que el Club Deportiu Consell tenga dos singularidades que le distinguen del resto en Europa. Una, contar con un campeón de América y campeón Intercontinental entre nuestro técnicos. Otra, ser fieles a los colores arlequinados ya que el Sabadell ha cambiado el diseño y sólo viste de arlequinado en la parte delantera de su camiseta.
Seremos modestos, pero somos únicos. Admito apuestas. Por ello, ¡larga vida a la Escuela de Fútbol del Club Deportiu Consell!. Un club de 96 años que inicia una nueva etapa.

Miguel Vidal Perello

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