Murió Ángel Cobo, el primer argentino en la historia del RCD Mallorca

18 abril 2017 | Por Rafel Gelabert | Categoria: 2ª División, Fútbol
Angel Cobo

Angel Cobo

Miguel Vidal /   La noche de ayer, 17 de abril, justo el día que se cumplían 57 años de aquél histórico ascenso del RCD Mallorca a Primera División, al vencer 1-2 en el campo del Levante, fallecía en Palma de Mallorca uno de sus protagonistas, el defensa lateral Ángel Cobo, el primer argentino en la historia del equipo bermellón, del que a modo de obituario reproduzco una entrevista que le hice en el diario “Última Hora”.

“El 1 de julio de 1958 llegué a Palma y firmé por el Mallorca. No me importó que el equipo estuviera en Tercera División porque yo en aquellos momentos no me sentía un profesional del fútbol, era un profesor de Educación Física que le gustaba jugar al fútbol y como era un enamorado de la vida al aire libre y el mar fue una dicha poder venir acá”, asegura Ángel Enrique Cobo Ruíz. Matiz importante el de la fecha de fichaje porque su conocimiento exacto sitúa a Cobo como el primer jugador argentino en la historia del Mallorca. Por delante incluso de quien recomendó su fichaje, Juan Carlos Lorenzo, que estampó su firma en el contrato que le ligaba al Mallorca como jugador-entrenador el 30 de julio. Es decir, veintinueve días despues. Aunque ambos unos meses antes habían coincidido en las filas del Rayo Vallecano. “Había terminado mi contrato en Buenos Aires con Ferro Carril Oeste en junio de 1957 y me propusieron ingresar en el fútbol español aprovechando que mis padres eran españoles, de Aguilar de Campoo (Palencia). Vine al Rayo Vallecano, que estaba luchando por ascender a Primera División. En Vallecas me encontré con mi compatriota Juan Carlos Lorenzo y con un defensa muy bueno llamado Rivilla. Al Rayo llegué en marzo de 1958 y estuve hasta el 30 de junio en que viajé a Palma”, cuenta Angel Enrique Cobo. “Estaba muy bien ubicado en Buenos Aires. Era profesor en un colegio de categoría y trabajaba también en la residencia presidencial del General Perón, o sea que mi futuro estaba encarrilado. Pero quería probar fortuna en el fútbol y en la aventura de la vida”, añade a modo de justificación.

 

Cobo fue la avanzadilla argentina en el Lluís Sitjar, pero como suele ocurrir casi siempre, el entrenador Lorenzo acabó montando una saga y tras nuestro personaje llegaron Juan Manuel Martínez, del Boca Júniors, y Juan Carlos Oliva, de la Escuela Arsenal de Buenos Aires. “Fuí el primer futbolista argentino del Mallorca y esto me llena de orgullo. Me dieron ciento veinticinco mil pesetas de ficha y seite mil pesetas de sueldo mensual, cuando bastaban solo las primas para vivir. Yo me casé a los veintitrés años en Buenos Aires con Yolanda Iglesias, fallecida en Palma en 1977, y estaba acostumbrado a mirar por la casa”, asegura Cobo, quien no duda tampoco en confesar su idilio con Palma. Lo suyo fue un amor a primera vista: “Palma me conquistó desde el primer momento por su tranquilidad y belleza. Desde entonces la ciudad ejerce una atracción tan grande sobre mí que no puedo marcharme”, añade.

Angel Cobo procedía de muy lejos. Nacido en San Miguel de Tucumán, al norte de Argentina, cerca ya de la frontera con Bolivia. Sus padres, Javier Francisco Cobo y Paula Ruiz, eran emigrantes españoles de la provincia de Palencia. El padre trabajaba como ferroviario y al tiempo era directivo del club de fútbol local, el Atlético Tucumán, donde Angel hizo sus primeros pinitos como futbolista. Formó parte de la selección juvenil de la provincia de Tucumán y participó en la Olimpiada Interuniversitaria argentina. De ahí vino el salto al club de la Primera División argentina Ferro Carril Oeste. Y el salto a Europa. “Vine por una año para conocer la Madre Patria y aquí me he quedado”, dice.

La cosa fue bien porque como recuerda Cobo se lograron los objetivos deportivos y esto siempre ayuda. “Con Juan Carlos Lorenzo en el banquillo la marcha del Mallorca fue apoteósica. La temporada 1958-59 ascendimos batiendo todos los récords en Tercera. Al año siguiente, temporada 1959-60, en la isla se vivía como una especie de sueño maravilloso: el ascenso a Primera División. Yo tuve la dicha de vivir en el campo el decisivo partido de Vallejo ante el Levante, el que nos dio el ascenso, y puedo asegurar que nunca he sentido tanta emoción como al ver el recibimiento que nos hizo la afición a la vuelta a Palma. Todavía se me pone la carne de gallina al recordarlo”, manifiesta Cobo. “Sin embargo a pesar de haber colaborado en los dos ascensos consecutivos a Segunda y Primera no llegué a jugar con el Mallorca en Primera División. Juan Carlos Lorenzo me acusó un día de haber interpretado mal sus órdenes y no contó conmigo. En la temporada 1960-61 estuve en el C.D. Soledad como jugador-entrenador y de ahí me fuí al Hércules, que estaba en Segunda División. En Alicante jugué un solo partido, precisamente frente al Levante, porque faltando cinco minutos para el final me rompí los ligamentos del tobillo derecho y me costó la carrera. Luego fiché como jugador-entrenador de un equipo portugués de Tercera División llamado Naval, de Figueira da Foz, pero me vi obligado a colgar las botas”, añade apesadumbrado.

Cobo dejó el fútbol activo para hacerse entrenador: Orense y Constancia, en Segunda División, y Atlético Baleares y Calviá, en Tercera, han sido sus equipos. También ha entrenado los juveniles del Colegio La Salle y ha sido durante tres décadas profesor de Educación Física en el Colegio Luis Vives de Palma.

Miguel Vidal

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