Rey de Australia Nadal, memorable

1 febrero 2009 | Por Redacción | Categoria: Tenis
.

Rafa Nadal rompió una nueva barrera histórica, se convirtió en el primer tenista español que gana el Open de Australia al batir en la final al suizo Roger Federer por 7-5, 3-6, 7-6 (3), 3-6, 6-2, en 4h.23″ de espectacular tenis. En tres días el nuevo campeón ha dado diez horas antológicas de superación personal.

Nadal ratificó que es el indiscutible nº1 alargando su racha favorable con Federer, al que ha superado en los últimos cinco enfrentamientos, para un palmarés total de 13-6. Ya atesora siete títulos del Grand Slam. Después de su éxito en Melbourne, que se une a las cuatro coronas de Roland Garros y la de Wimbledon, sólo le queda asaltar el Open USA. Lleva doce meses de película porque este período triunfal incluye el oro olímpico y su segunda Copa Davis.

Roger Federer acabó bañado en lágrimas, deberá esperar otra oportunidad para igualar el récord de 14 «grandes» del estadounidense Pete Sampras. Lo intentó todo el helvético, pero su rostro se muda cuando ve delante a Rafa Nadal. Le cuesta asimilar la entrega del español en cada punto, le molestan las pelotas altas al revés. Está incómodo, no se siente seguro. Pero tiene tanto talento que se mantiene en pie.

Héroe Nadal

Aunque el héroe, y no sólo por la victoria, fue Nadal. Por momentos acusó las 5h.14″ que había empleado en semifinales contra Fernando Verdasco, pero tenía bien grabadas las consignas de su tío y entrenador Toni Nadal. «Me dijo que luchara, que era una oportunidad única, que siempre hay partido. Que estuviera al cien por cien mentalmente y que de físico aguantara lo que pudiera». Y Rafa, alumno aplicado, nunca se vino debajo de cabeza, se mantuvo firme impulsado por su instinto ganador.

Nadal llevó la iniciativa desde el principio. La conquista de la manga inicial le dio aplomo. En la segunda estuvo por encima 3-2 y saque, aunque entregó los cuatro juegos siguientes. Solicitó asistencia del fisioterapeuta para relajar músculos. Él y Federer elevaron el nivel paulatinamente, dando ese toque épico y espectacular que hace más grande su clásico. Pudo haber resuelto el español en el cuarto set, pero se le escaparon cinco bolas para ponerse 3-2 y saque, y a continuación sufrió el «break» que le acabaría llevando a un quinto set.

Federer forcejeaba, pero se repitió la historia de los últimos tiempos. Nadal, superándose en el momento decisivo; Roger, resignado a la superioridad mental de su auténtica «bestia negra». Rafa acabó con la «maldición» del tenis español en el Open de Australia. Para él no hay barreras infranqueables. Lo celebró tumbado en la pista del Rod Laver Arena, aunque enseguida dio un respingo para acercarse a la red y saludar a un hombre que respeta mucho. Lo demostró con sus palabras de admiración en los discursos oficiales, intentando a la vez animar a un suizo roto emocionalmente, cuyo llanto no cesó ni una vez abandonada la pista.

Obras maestras

Nadal y Federer siguen dando obras maestras para la videoteca. Ambos se vaciaron, ofrecieron puntos inverosímiles, cargaron de tensión el evento por su entrega y dedicación, siempre desde el respeto. Ganó, como se suele decir, el mejor. Y es que en estos momentos nos hallamos en plena era Nadal, vencedor de tres de los cuatro últimos Grand Slam disputados. Roger se llevó el último Open USA, pero frente a Andy Murray. Lógico que hubiera comentado que prefería a Verdasco en la final. En Nadal está viendo un imposible.

Próxima parada principal en Roland Garros. Camino abierto para que Rafa Nadal sueñe con todo. ¿También con completar un Grand Slam la misma temporada? Es capaz de cualquier cosa, lo está demostrando semana a semana.

   informa:deportebalear.com/fuente:elmundodeportivo.es

Recuerda si eres entrenador, jugador, directivo de un club o de una federación, o estás relacionado de alguna forma con este maravilloso deporte y te gusta escribir y compartir las novedades y noticias de vuestra actividad deportiva, aquí puedes hacerlo gratuitamente y llegar a toda la comunidad.
deportebalear@gmail.com