Empate frustrante

9 febrero 2009 | Por Redacción | Categoria: 1ª División, Fútbol

El Mallorca cede la igualada ante el Deportivo por un penalti más que dudoso de Nunes en un partido que estuvo cerca de ganar pero que pudo perder

Jurado pasa el balón obstaculizado por el deportivista Laure.  Foto: Manu Mielniezuk

Ayza Gámez, un árbitro del montón, impidió ayer que el Mallorca se llevara una victoria que nadie podría haber calificado de injusta. Un penalti de Nunes sobre Lassad, más que discutible, a falta de un cuarto de hora para el final del partido, frustró las ilusiones de los rojillos, que recibieron un golpe muy duro de encajar.
Que el Mallorca es un modesto del fútbol español, pese a que ya lleva más de una década consecutiva en Primera, se demuestra en acciones como la que decidió el partido. El club rojillo no ha conseguido hacerse respetar. Por eso no le pitan un penalti en el Camp Nou en el último minuto, cuando perfectamente se hubiera podido señalar, y ayer le marcan uno que da la impresión que no es -Nunes parece tocar el balón, que se pierde por la línea de fondo-. La reacción del portugués señalando el esférico lo dice todo. De cualquier otro puedes dudar, pero no de un profesional de la talla de Nunes.
El equipo dejó escapar una victoria vital en su desesperada carrera por evitar el descenso. Con el gol del Deportivo, el Mallorca perdió los papeles. Corrales vio la segunda amarilla y dejó a su equipo en inferioridad para defender un punto que Manzano debía dar por bueno visto el cambio que realizó. Dio entrada a un defensa, Josemi, por un delantero, Aduriz, lo que le costó una sonora pitada del respetable y hasta gritos -exagerados- de cobarde desde el fondo sur.
Manzano está jugando con fuego. Ya no vale salir a especular. El equipo se encuentra en una situación límite. En el alambre. Y si se cae se la pega sin visos de solución. Hay unanimidad, y Manzano no se cansa de repetirlo, en que si se consiguen todos los puntos de casa la permanencia está prácticamente asegurada. Pues no lo parece viendo al equipo en el campo. Es verdad que el Deportivo de Lotina es una de las sorpresas de la temporada. Allá por finales de agosto casi nadie apostaba porque el conjunto gallego estuviera en posiciones europeas en el ecuador del campeonato. Sin mucho ruido, con jugadores nada espectaculares, más bien del montón salvo el ilustre Valerón, se ha encaramado en la zona noble de la clasificación. Y la tranquilidad que respira se nota sobre el terreno de juego. Ayer fue a por el partido desde el pitido inicial. Es verdad que, en la primera parte, creó poco peligro, pero el mando del encuentro fue suyo. La impotencia de los jugadores del Mallorca era manifiesta. Muy bien colocados en el campo, los de Lotina apenas dejaban triangular a su rival, supeditado a la suerte de un contragolpe o a la inspiración de un Jurado que ayer ofreció su versión más mediocre. El gol estaba más cerca de los gallegos que de los rojillos. Aunque, curiosamente, las mejores ocasiones las disfrutaron los locales. Aranzubía se convirtió, sorprendentemente, en el héroe de su equipo al lucirse a disparos de Scaloni y Jurado. También las tuvo el Depor, aunque menos, en las botas de De Guzmán, que obligó a lucirse a Aouate, y de Riki, que se plantó ante el israelí, inconmensurable toda la tarde.
Una jornada más, los mallorquinistas tiraron una parte a la basura. Si al comienzo del partido salieron dormidos, en el segundo se vio de inmediato que estaban más enchufados y conscientes de lo que se jugaban. Buscaron el gol. Y el premio llegó pronto. A los diez minutos cuando Aduriz hizo lo que mejor sabe, incrustarse entre los centrales por alto para batir de cabeza a su ex compañero en el Athletic Aranzubía. Lotina reaccionó dando entrada a un ofensivo Rodríguez por De Guzmán.
Aparte la decisiva actuación del árbitro, una de las claves del partido se produjo a veinte minutos del final cuando David Navarro estrelló el balón en el larguero con Aranzubía batido. Si el esférico se cuela estaríamos hablando ahora de una victoria segura del Mallorca. Seis minutos después llegaría la jugada de marras, y en el recuerdo, la acción de David Navarro.
El penalti desquició a los jugadores rojillos, que pasaron en un abrir y cerrar de ojos en la posibilidad de sumar tres puntos a ninguno. Porque Corrales vio la segunda amarilla a falta de diez minutos. Manzano debió pensar aquello de más vale pájaro en mano que ciento volando. Mejor un punto que ninguno. Y dio entrada a Josemi para cubrir el lateral izquierdo. Hubiera sido curioso ver la cara que se le quedó a Ayoze, quien en teoría es el que debía haber entrado.
No llegó el segundo del Depor de milagro. Alguna ocasión que otra tuvo, pero la defensa y Aouate estuvieron a un gran nivel. La escena que se vio al final del partido lo decía todo. Un buen número de jugadores rojillos rodeando al árbitro pidiéndole explicaciones del penalti. Protestas humanamente comprensibles. Pero inútiles a todas luces. Lo mejor que puede hacer Manzano es convencer a sus jugadores de que se olviden de los árbitros. Que se dediquen a jugar. Ir de víctimas siendo el colista perjudica más que ayuda, aparte de que es argumento escasamente convincente cargar las tintas contra los jueces. Es verdad que en los últimos partidos las decisiones arbitrales han ido en contra de los intereses del Mallorca, pero el equipo está donde está por méritos propios. Porque no está haciendo los deberes. La carrera de obstáculos continúa, pero ayer se dio un batacazo de aúpa.

Informa: Deporte Balear //fuente: diariodemallorca.es

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