La británica isla de Wight recibirá a nuestros deportistas en 2011

7 julio 2009 | Por Redacción | Categoria: Atletismo, Otros Deportes

Más que una experiencia

Viaje a Aland.

María Álvarez     Maó La expedición menorquina fue recibida el pasado domingo en el Aeropuerto de Menorca tras ocho días de competición en los Island Games celebrados en tierras finlandesas. Familiares y amigos, todos querían retratar el momento en el que nuestros deportistas arribaban a casa, algunos con medallas, otros, con recuerdos.
Desde la primera participación en Rodas en 2007, los IGA han dado la oportunidad a Menorca de tomar parte en unos juegos internacionales en los que la experiencia humana y deportiva vivida, se convierte en única. Así lo cree la mayoría de miembros de la delegación, que vivieron y convivieron en Åland.
Con las maletas repletas de ilusión y sin saber qué se iban a encontrar en un país tan lejano aterrizaron los menorquines en el pequeño aeropuerto de Mariehamn. Y muchas fueron las sorpresas que les aguardaron. «Allí hace mucho frío», advirtieron. Sin embargo, el sol predominó durante toda la semana, con lo que las competiciones pudieron desarrollarse sin problemas. No así, la ceremonia de clausura, en la que una marea de paraguas inundó las calles de la ciudad finesa para despedir unos juegos que destacaron en todos los sentidos.

El hotel de concentración tenía su encanto. Y el ‘camping’ de baloncesto y fútbol también, con la única pega de encontrarse lejos del resto de la delegación, en un pueblo de marineros llamado Eckero, en plena naturaleza, con vistas al mar y rodeado de una calma tan sólo rota por los cánticos y el guirigay de nuestra tropa.
Pronto, los menorquines se sintieron como en casa, de no ser por el extraño pero bello fenómeno de las ‘noches blancas’, en las que el sol se ponía sin ponerse. El resultado: días eternos y noches cortas que impedían descansar a más de uno. Pero hay que reconocer que tenía su gracia lucir gafas de sol a las doce de la noche.

Con el inicio de la competición llegarían las primeras medallas, celebradas por todos y cada uno de los menorquines, que vivían de cerca todas las competiciones. Los días libres se dedicaban a asistir como aficionados s para animar a los nuestros.

«Mai m’hagués imaginat venir a Finlàndia», decía Bernat Sintes, miembro del equipo de tiro. Y como él, eran muchos los que se sintieron privilegiados. «Es muy bonito porque nos hemos reencontrado con deportistas de otras islas que también estuvieron en Rodas», comentó el judoka Bruno Sánchez.

Y es que, con el paso de los días, la amistad ‘inter-islas’ se convirtió en un hecho, la prueba está en el intercambio de equipación, correos electrónicos y teléfonos de nuestros deportistas con sus compañeros y rivales.

Åland no ha hecho sino consolidar los IGA como fenómeno deportivo y social que promueve los valores de convivencia, respeto y superación personal. Y en 2011 la isla de Wight nos espera.

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