Cabeza y corazón

20 diciembre 2009 | Por Redacción | Categoria: 1ª División, Fútbol
Barcelona

El triunfo del Barcelona coloca al equipo como autor de una gesta irrepetible. Como sucedió con el Real Madrid, que ganó cinco Copas de Europa de forma consecutiva.

Por David Alba
Rocky (la primera del género y un clásico del cine de los setenta) acababa con un combate final entre el talentoso Apollo Creed, el gran campeón de los pesos pesados de boxeo al que todos creían ganador desde el principio. En el otro rincón estaba Rocky Balboa, un ex prometedor y rudo boxeador que se había quedado en el camino de la gloria. Ayer, muchos aficionados se frotaban las manos. El maravilloso fútbol de los de Guardiola se enfrentaba con Estudiantes de La Plata, un equipo del que muchos seguidores barcelonistas pensaban que sería poco más que una comparsa.

Pero como pasa en la película de Avildsen, contra los mejores no hay nada que perder. Y Estudiantes, como el Potro italiano, saldó la contienda con la cara bien alta. Con el fútbol culé estancado por el oficio argentino aparecía la cabeza de Boselli para tumbar durante unos segundos los cantos y las esperanzas de los aficionados del Barça. Los blaugranas estaban noqueados y a duras penas entendían el embrujo táctico pincharata que tenía a Verón como orquestador del aquelarre barcelonista: un poco de rigor táctico, un poco de dureza física y, sobre todo, mucho corazón. . Pep salía desde el banquillo, tensaba los músculos, daba ordenes, discutía con el cuarto árbitro. Nada que hacer. El Barça intentaba seguir fiel a su juego de toque y creaba ocasiones, pero delante tenía a un rival que no iba a bajar los brazos.

“Los blaugranas estaban noqueados y a duras penas entendían el embrujo táctico pincharratas que tenían a Verón como orquestador del aquelarre barcelonista: un poco de rigor táctico, un poco de dureza física y, sobre todo, mucho corazón”

Guardiola quiso más verticalidad en el juego y durante el descanso dio salida a Pedro por Keita. El canterano le puso empeño y calidad. Otra vez, nada que hacer. Estudiantes siguió cerrando las vías al gol. Sin embargo, el hechizo estudiantil tenía fecha de caducidad y las oraciones al espíritu de un Iniesta que veía el partido desde el banquillo con la piel más blanca de lo acostumbrado, surtieron efecto cuando se alcanzaba el último minuto. Pedro, de cabeza, emuló la gesta del de Fuentealbilla en Londres empatando sobre la hora.

Aquel gol despertó a Messi, quien, hasta entonces, había permanecido dormido bajo el encantamiento de la Brujita y, durante la prórroga, el Barça volvió a ser el Barça. Jeffren entraba una y otra vez por la izquierda aprovechando el desgaste físico hecho en el partido por Clemente Rodríguez y Xavi volvía a tener espacios para organizar a la escuadra blaugrana. Los de La Plata querían llegar a los penaltis pero ¿cuánto tiempo podrían aguantar el empuje culé? Faltando diez minutos, Messi arrancaba a correr desde tres cuartos del campo en dirección al área armado únicamente con la fe, la fe de los grandes campeones, la fe a este equipo (probablemente, de los mejores de todos los tiempos) que lo ha ganado todo. Ayer, Estudiantes les demostró que, para vencerles, no bastaba con la calidad: tenían que tener algo más y el Barcelona estuvo a la altura de lo exigido. Esa fe ha levantado 6 títulos y los goles de ayer resumen lo que es el equipo de Guardiola: cabeza y corazón. Dos a uno.

“El sexto título en un año de este Barça lo coloca a la altura de las gestas ‘irrepetibles’ de la historia futbolística (como las cinco Copas de Europa del Madrid de los cincuenta)”

El éxtasis llegó al banquillo, donde Guardiola apenas parecía creerse el gol del argentino. Las cosas parecían que iban a seguir el curso prefijado antes del encuentro, pero Estudiantes, como el gran aspirante a campeón del mundo que fue ayer, no iba a arrojar la toalla y generó más de un infarto barcelonista con la última falta ejecutada por Verón. El remate de Desábato pasó cerca del poste.

Ayer, el sexto título en un año de este Barça lo coloca a la altura de las gestas ‘irrepetibles’ de la historia futbolística (como las cinco Copas de Europa del Madrid de los cincuenta) pero, como en el final de Rocky bajo los acordes de la música de Bill Conti hubieron dos campeones: El Barcelona campeón de todo y Estudiantes, un grandísimo campeón moral.

Informa: DeporteBalear.com. Fuente: futbolpitiusoibiza.com

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