Deporte Balear

Séptimo empate de la Peña Deportiva en diez jornadas. Patéticos números para el equipo con más presupuesto de la categoría y con un equipo profesional en Tercera División. Diez jornadas de árnica eran las pedidas por Rueda para que se viera al equipo en plenitud de potencial. Eran muchas, pero transcurridas se antojan pocas. Diez jornadas son insuficientes para ganar la Liga, pero son bastantes como para haberla perdido a estas alturas de temporada. Trescientos pacientes fieles en las gradas del campo municipal de Santa Eulària para ver a la Peña empatar con el Manacor. Decepcionante, desilusionante. Aunque el equipo permanezca imbatido su trayectoria liguera es penosa, pese a los palmeros y vocingleros de turno.

Espera la afición de Santa Eulària que su Peña Deportiva les dé una alegría una tarde de estas. Que sea capaz de enhebrar cuatro jugadas, meter un par de goles y ganar un partido de forma solvente, reposada, sin sobresaltos. Tras dos meses y medio de competición, misión imposible.
Pasó por Santa Eulària el Manacor, se llevó un punto y privó a la Peña de sumar dos más. Tampoco tendría justicia futbolística que un equipo que limita sus ataques más incisivos a bombear balones al área, sistema que sólo sirve de arma recurrente, se llevara el partido. Tampoco habría sido justo que una vez más Berto acudiera al rescate del colectivo con un remate en un saque de esquina o una falta.
Rueda plantó en el campo un once que sabe lo que debe hacer y lo intenta, pero los adversarios tambien saben a qué quiere jugar la Peña. Es el mismo equipo de cada jornada que llegará a final de temporada fundido físicamente por la sobrecarga de partidos/esfuerzos y que si alcanza un plaza de play-off se quedará sin oxígeno ni respiración, como ocurrió la pasada temporada.
El Manacor de Mut no quiso jugar a nada y no se molestó en dismularlo. Llevó desde el primer minuto el partido al terreno del enredo, las pataditas y los codazos. Todo con la tácita anuencia de Flaquer Rey, perdonador de tarjetas y de expulsiones (Mut).
Habría sido igual de injusto que Simó hubiera materializado en gol alguna d elas dos oportunidades que dispuso ante Moro. Y el resto del partido se resume en el querer y no poder de los locales, su voluntad y desacierto en la ejecución de un juego bien concebido y mejor dibujado en una pizarra. Maxi Re, Raúl Gómez, Fofi, Osky y Edu Moral firmaron la autoría de ocasiones para inaugurar un marcador electrónico que no hubiera señalado el gol porque no funciona.
A lo mejor marcador y equipo, equipo y marcador están instalados en ese cerocerismo que deshace en añicos poco a poco el proyecto deportivo de Luis Rueda.
Despues de diez jornadas, siete empates y tres victorias, esta peña ni engaña a sus aficionados ni asusta a sus adversarios.