Los niños crecidos que juegan a ´voley´

30 marzo 2011 | Por Redacción | Categoria: Volley

Cuando Esteban, López, Garcías y Ripoll repasan las imágenes de sus años mozos junto a su entrenador Toni Gino debería sonar la banda sonora de la serie ´Aquellos maravillosos años´

El tiempo ha pasado, hay más centímetros, más vello facial y más canas en la barba del técnico. Sin embargo, la ilusión de esta quinta de canteranos resta intacta. Sin saber cómo, comenzaron un ascenso irrefrenable a la élite del voleibol español.

IBIZA | PABLO SIERRA DEL SOL Todo empezó con una valla de escuela haciendo de red. Corría el año de las olimpiadas de Barcelona ´92 y Mariano Esteban, Jorge Garcías, Juan Antonio Ripoll y Christian López eran estudiantes de cuarto y quinto de Primaria en el colegio de Sa Real. Este grupo de amigos comenzaba a descubrir lo que era el voleibol, «ese deporte de niñas», semidesconocido entonces en la isla. ¿Cómo comenzaron a rematar el balón? A regañadientes, Toni Gino, su profesor de educación física por aquel entonces, les convenció para que apostaran por ese deporte, en vez de decantarse por el baloncesto, el fútbol o el balonmano.

Casi 19 años después, este grupo de preadolescentes ya son jóvenes que frisan la treintena. Siguen siendo amigos y, como buen grupo de colegas que son, quedan cada sábado. Muchas cosas han cambiado en sus vidas, pero una sigue intacta: el voleibol. Eso sí, ya no tienen que jugar con una red improvisada. Ahora, después de mucho esfuerzo y aprendizaje, tienen el gusto de liderar la Liga FEV con el Pachá Ibiza Voley, el tercer escalón nacional de este deporte.

«Todo era muy diferente hace más de quince años. ¡Hasta las reglas eran distintas! Intenté enseñarles que lo más importante en la vida es atreverse y romper los complejos», explica Gino, hoy convertido en entrenador de sus antiguos alumnos. Sus cuatro pupilos le miran entre el respeto y la mirada burlona.

Cada uno, representa un carácter distinto, que luego se proyecta sobre la pista. Esteban ejerce de portavoz; Garcías, la serenidad; Ripoll, la pasión; y López el punto irónico. «¡Mejor no enseñar fotos antiguas! Yo era tan pequeño que podía pasar por debajo de la red», apunta el jugador ibicenco, rememorando las temporadas en las que los componentes del Club Voleibol Eivissa sorprendían a propios y extraños llevándose seis campeonatos escolares de Balears sin tener Liga en la isla.

«No sabíamos que podíamos llegar hasta aquí. Luego nos dimos cuenta de nuestro error. Salimos a estudiar fuera y empezamos a jugar en equipos de Primera Nacional», explica Esteban, que jugó en el Hospitalet. Ripoll, que recuerda que «el tope está cerca, pero no dejaremos de soñar» hizo lo propio en el Sabadell. López, después de pegar el estirón, en el Elche.

«La clave es el buen rollo que se respira en el equipo, las bromas nunca faltan. La más sonada fue en Cáceres, en la última fase de ascenso. Toni nos quería sacar a pasear después de la cena y le hicimos una sentada», explica Garcías entre las risas de compañeros y técnico. Y así, entre risas, sigue el éxito de estos niños crecidos que juegan a voleibol.

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