Deporte Balear

A pesar de que haya Liga, este domingo se hablará poco de fútbol en los medios de comunicación generalistas. Porque no es un día cualquiera. Es el décimo aniversario del brutal atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York que conmocionó al mundo, y por eso miles de luces se encenderán a lo largo de todo el planeta en recuerdo de las víctimas. Sin embargo, el 11-S-11 también es una fecha muy especial para el Mallorca. Se cumple nada menos que una década de su participación en la Liga de Campeones, la más importante competición en la que haya tomado parte en toda su historia.

Unas pocas horas más tarde de que aquellos dos aviones comerciales impactaran contra las Torres Gemelas, Mallorca y Arsenal jugaron un partido que nunca debió haberse celebrado, y que constituyó una de las más graves afrentas contra la sensibilidad cometidas jamás por el máximo organismo del fútbol europeo. Vicente Engonga, que marcó el único gol del encuentro al transformar en el minuto 12 un penalty de Ashley Cole sobre Luque, todavía recuerda con escalofríos “el instante en el que vi en directo cómo se estrellaba el segundo avión. Nunca había podido imaginar algo así. Fue horrible”. “Cuando bajamos a merendar Damià Amer nos dijo que lo más probable sería que no se jugara el partido. De hecho, estuvimos mucho rato encerrados en el vestuario del estadio seguros de que no se iba a celebrar, y cuando nos dijeron que la UEFA obligaba a que se disputara no lo podíamos creer”. “Ganamos, sé que ganamos, y por supuesto siempre será un honor para mí haber marcado aquel gol, pero tanto nosotros como el Arsenal siempre tuvimos la sensación de que no debíamos estar ahí. Cuando acabó nadie hablaba del partido, todos preguntábamos qué era lo que estaba pasando”.

Era un martes. El primer día de competición de la Champions. Lo más sensato habría sido aplazar la jornada al día siguiente. Pero la UEFA obligó a todos los equipos a jugar y al día siguiente, arrepentida por su error, anuló la jornada del miércoles, pero el mal ya estaba hecho.

También en la tribuna se dejó sentir la tragedia. Debía ser un día de fiesta, pero muchos asientos se quedaron vacíos porque la gente no quería alejarse del televisor por si sucedía algo más. La dimensión del atentado fue tan brutal que paralizó la actividad de todo el planeta. Es una lástima que una fecha tan bonita en la historia del Mallorca vaya asociada a un desastre tan colosal, pero a este club parece perseguirle una maldición extraña. Tres años más tarde, un 11 de marzo de 2004, el día del atentado de Atocha, también le tocó jugar un partido de fútbol, en esta ocasión en Newcastle.

Fue una lástima que lo sucedido en Nueva York no permitiera apreciar en su justa medida la victoria del Mallorca ante el Arsenal de Wenger, que a pesar de contar con Pires, Henry, Wiltord, Sol Campbell o Ljunberg (Bergkamp no viajó por su fobia al avión) apenas sí se acercó a la meta que defendió Leo Franco. El resultado final fue incluso corto, porque en varios contragolpes el equipo que entonces dirigía el alemán Krauss obligó al meta inglés David Seaman a emplearse a fondo.

Ha pasado ya una década. Los más jóvenes seguro que ni recordáis el partido, pero pese al 11-S fue sin duda el de mayor prestigio disputado jamás en la historia del Mallorca. ¿Volverá a sonar algún día en Palma la música de Haendel? (T.M.)

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