Deporte Balear

Hay actitudes del todo reprochables en el entorno de nuestro fútbol balear. Partido tras partido se suceden muestras de violencia dialéctica y, a veces también, agresiones físicas. No hay un solo partido en el que no se escuche un insulto hacia el árbitro o árbitro asistente de turno.

Recientemente, tristemente, todos hemos sido testigos a través de nuestra televisión pública IB3 de la reacción que tuvo un entrenador de categoría nacional ante las continuas provocaciones e insultos de un aficionado. No pretendemos juzgar dicho comportamiento, ya que el propio entrenador, en un acto que le ennoblece, pidió públicas disculpas por su bochornosa respuesta. Tampoco pretendemos juzgar o reprochar la sanción de cuatro partidos impuesta por el comité competente, ya que para algunos será justa y para otros ridícula.

Lo que está claro es que la reacción del míster, que ha sido noticia al ser inusual, nos debe hacer reflexionar a todos los amantes del fútbol balear. A todos, ¡sin excepción! ¿Qué diferencia moral y ética hay entre un insulto o amenaza proferida hacia un entrenador, hacia un jugador, hacia un aficionado o hacia un árbitro de fútbol? Ésta debe ser la reflexión conjunta: ¿Debemos aguantar los árbitros todo tipo de vejaciones, insultos, amenazas, vejaciones injustas, y un largo etc., partido tras partido, sin que nadie se haga eco de ello y le ponga solución? ¿Debemos reaccionar ante tal sinsentido como lo hizo el entrenador de categoría nacional, o debemos aunar esfuerzos todos los estamentos para atajar esta lacra social?

Es evidente, ya lo hemos comentado, que es reprochable la reacción del míster, y que no debe ser la fórmula para acabar con el insulto, pero la misma es una reacción humana (que tal vez algún día pueda llegar a protagonizar un árbitro cansado de tanto insulto y de sanciones ridículas cuando se pisa la dignidad del árbitro con expresiones que atentan a su integridad moral) y la misma, como tal,  nos debe ayudar a sumar esfuerzos para acabar con esta lacra social, y nos ha de unir en el intento de parar los pies a los indeseables que van a un campo de fútbol pensando que pueden saltarse la le ya la torera, y a aquellos que piensan que en el fútbol vale todo. Evidentemente más reprochable lo es si los autores de los insultos y/o amenazas son presidentes de clubs, directivos, jugadores, entrenadores o árbitros.

Por último, estamos convencidos de que el entrenador, y todos aquellos que entienden y comprenden su reacción, habrá conseguido, tras los hechos, grandes dosis de empatía  hacia el sinsentido del insulto que tristemente padecemos y sufrimos todos los árbitros en todos nuestros encuentros.

NO AL INSULTO, de cualquier persona hacia cualquier persona.

Informa: DeporteBalear.com. Fuente: arbitrajebalear.com

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