EL OCASO DEL IMPERIO DE LOS DIOSES

28 septiembre 2013 | Por Redacción | Categoria: 2ª División, Fútbol

No es que quiera ponerme pesado con el tema, ni pretenda convertirlo en una suerte de debate eterno y sin punto intermedio al estilo Casillas-Diego López. De hecho, en el asunto de la portería bermellona, no voy a hablar de Rubén Miño, quien, por si interesa mi opinión, debería ser a día de hoy guardameta titular.

El caso es que estaba pensando en Dudu Aouate y en su trayectoria como jugador del Mallorca. No hace muchos años se debatía en qué lugar ocupaba en un podio completado con los nombres de Carlos Roa y Zaki Badou. Nombres ilustrísimos que ejemplifican el nivel que llegó a mostrar el israelí en la portería del Mallorca, pese a que casi todo el mundo a quien leí le otorgaba la medalla de bronce. Llegó con 31 años, edad fértil para un guardameta, y tardó muy poco en ser decisivo domingo tras domingo. No es de extrañar que entrase por pleno derecho en el olimpo mallorquinista.

Ahora es un jugador diferente. Quizás no diferente, si no, tan sólo, peor. No trato de faltarle al respeto ni entrar en polémicas, únicamente de señalar lo que para mi es una obviedad, y es que está años luz del portero que fue. Totalmente lógico y normal, dada su veteranía y el nivel que ofreció durante varias temporadas en Son Moix. El problema, y ahí es donde estoy tratando de llegar, está en que pocas veces –o quizás nunca- hemos asistido a un declive como el suyo los mallorquinistas menores de 30 años. Prácticamente nunca nos habíamos tenido que dar cuenta de que un ídolo, un crack del equipo, había dejado de ser el mismo bajo nuestro semanal foco.

El caso es que el nuestro es un equipo vendedor. Un club lanzadera o trampolín que saca a relucir lo mejor de sus jugadores para venderlos cuando su valor está en alza. Su declive, por tanto, ocurre en otro puerto, lejos de los ojos nuestros que se pueden permitir conservar en la retina imagenes de sus mejores días. Eto’o, Dani García, Diego Tristán, Stankovic, Ibagaza, Arango, Luque, Güiza, Valerón… grandes nombres que fueron subastados cuando aún les quedaban muchas tardes de gloria. La cuesta abajo de sus carreras se produjo en otros lugares, salvaguardándolos del ojo crítico mallorquinista. Sí, es cierto que algunos volvieron al club con más pena que gloria, pero lo hicieron una vez ya completado su declive, marcando más aún las diferencias con su pasado. El caso es que todos ellos acabaron sus carreras, como es lógico, a años luz del nivel que llegaron a ofrecer.

El caso es que las cualidades de Dudu han sufrido un declive lento e inexorable, casi como sin darnos cuenta. Como el que pasa unos días sin afeitarse, no nota el crecimiento del vello facial a simple vista ante el espejo, pero cuando se da cuenta está hecho un ermitaño -o un hipster de manual, según el caso-. Lo hemos presenciado, lo hemos observado, pero en muchos casos no hemos querido verlo. Al principio lo achacábamos a un mal día. Luego pensábamos “bueno, tampoco era tan fácil de parar ese gol”, y así fuimos perdonando sus fallos, consolándonos en que los demás también fallaban y en el nombre que se había hecho bajo los palos de Son Moix. A diferencia de otros, él no se había ido para cumplir con el ciclo del fútbol en otro lugar. Por ejemplo, volviendo al nombre de Roa, él se marchó siendo el mejor portero del mundo y volvió como uno del montón. Su magia se había extinguido en el año que pasó predicando el evangelio. Una pena, pero ningún drama, porque su cambio resultaba evidente, como encontrarte con un amigo al que hace tiempo al que no ves y está muy desmejorado.

Con Aouate nos hemos tenido que forzar a ver que ya no es el que era, que de hecho ya ni tan siquiera es determinante para su equipo. De hecho, aún hay a quien le cuesta despedirse del porterazo que llegó a ser. Ahí reside el trauma, en comprender que ante nuestros ojos han pasado sus mejores días y que seguramente ya nunca volverán, que el dios se volvió terrenal. Y que quien le arrebata el puesto es un compañero que posiblemente jamás llegue a ser tan grande como él fue, pero mejor de lo que es ahora.

Miguel Sureda / en Fútbol desde Mallorca.

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