Deporte Balear

Más de dos semanas durmiendo en un hotel a orillas del mar Egeo ha imprimido en los jugadores de la Selección Española Sub-19 un sello de héroes clásicos, siempre dispuestos a afrontar las adversidades que les saliesen al paso con el mismo ánimo y espíritu.

El mar en cuestión -que no es más que la parte del Mediterráneo que separa Grecia de Turquía- debe su nombre al mítico Egeo, rey de Atenas que se quitó la vida al creer erróneamente la muerte de su hijo Teseo a manos del temible Minotauro. También algunos pensaron tras  la segunda jornada de este Europeo Sub-19  no sobrevivirían a la derrota frente a unos rusos tan rápidos y letales como la bestia a la que se enfrentó Teseo.

Pero es la perseverancia en el esfuerzo lo que distingue a los héroes y la Selección se rehizo, superó a Francia en semifinales y cuando se las ha vuelto a ver con los rusos no han dudado ni un segundo en ir a por la presa. Borja Mayoral adelantaba a España después de que la Selección gozase de un buen puñado de claras ocasiones. Velocidad, desborde, circulación de la pelota, anticipación, juego combinativo, carrusel de ocasiones… y dos goles fantasmas durante el primer cuarto de partido así lo han acreditado en Katerini.

No parecía quedar rastro de la Rusia precedente apenas por una intervención de Sivera al cuarto de hora que fue un espejismo para los de Khomukha, parapetados en los reflejos del guardameta Mitryushkin y en la fortuna de los palos al que España les sacaba astillas en varias oportunidades. Era demasiado incluso para la maldición que a veces se ciernes sobre los héroes. A ocho minutos del descanso una nueva intentona de Marco Asensio se topaba con el larguero ruso para dejar la pelota franca al oportunismo de Borja Mayoral quien en un cabezazo certero ponía algo de justicia en el electrónico.

Restaba toda la segunda parte por delante y Khomukha lo intentaba moviendo el banquillo sin reflejo claro en la tónica de un duelo dominado por la Selección en todas sus facetas con gol anulado incluido. Pero la sentencia sólo era cuestión de tiempo y bastó el movimiento de Luis de la Fuente dando entrada a Matías Nahuel para que el de Rosario recibiera el enésimo servicio de Marco Asensio en el último tramo, batiese por raso a Mitryushkin y cerrase la obra maestra firmada por España en tierras griegas.

Así llegaba el pitido final de Mr. Taylor y la euforia general de unos jugadores a los que ya nadie les puede robar su lugar en la historia. La victoria sobre Rusia, que parecía su bestia negra, ponía el broche dorado de un Europeo jugado a orillas del mar al que da nombre el padre de Teseo. Como aquel nombre legendario estos18 futbolistas regresan a casa portando ya la marca del héroe que distingue a los campeones. El futuro les pertenece.

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