Deporte Balear

Marco Asensio

01/09/15 Miguel Sureda

Años atrás, un canterano triunfante en el primer equipo del Mallorca era una ‘rara avis’. No es que esté siendo exigente en la utilización del verbo “tiunfar”, si no que difícilmente salían de la fábrica bermellona futbolistas que se mantuviesen en el primer equipo durante varias temporadas. No, al menos, disfrutando de cierto peso en el vestuario. De hecho, los casos de Moyà, Ramis, Riera, Víctor o Nsue, cada uno en su medida, han sido paradigmáticos en el Mallorca post-Ley Bosman. En ese sentido, y hablando de un trabajo de cantera profundo, de una captación temprana y posterior desarrollo, el Mallorca venía ofreciendo pocos frutos.

Sucede que el contexto de crisis económica actual, a la cual no es ajena el fútbol, ha servido de abono para el futbolista ‘homegrown’. Además, el éxito de la selección española y de un F. C. Barcelona plagado de futbolistas de La Masía han supuesto un modelo. De repente, todo el mundo quiso tener una cantera fructífera, la necesitara o no, puesto que ofrecía un plus de orgullo en una época de “cracks” importados. De la necesidad bermellona hizo oportunidad un ‘Golden Boy’. Sólo así puede describirse a un Marco Asensio que derribó las puertas de Son Bibiloni para que le abrieran las de Son Moix. A base de asistencias, golazos, regates y detalles de calidad, levitó sobre la mugre que cubría a su equipo. Recién cumplida la mayoría de edad, Asensio se convirtió en la razón por la que sentarse ante la televisión, pagar una entrada o, al menos, revisar los resúmenes de domingo noche. Y tanto levitó que llegó hasta Primera División de la mano de un Goliath de la liga. Él, que nació apenas dos meses después de que el Caso Bosman encontrase sentencia, fue el mejor fichaje de la última decada (además de un error histórico).

Brandon Thomas

El caso de Marco ha sido el paragidma de estos años, pero que encabece una generación no le convierte en el único miembro de la lista. Nacido un año antes que el ahora espanyolista, Brandon Thomas viene llamando a las puertas de Son Moix desde hace mucho más tiempo. No en vano, su debut con el primer equipo se produjo hace casi tres años, de la mano de Joaquín Caparrós ante el Sevilla. Poco mérito hay que conceder al andaluz, quien subía canteranos como quien fabrica churros, puesto que el de Brandon era un advenimiento esperado. Si por aquél entonces apenas aparecía esporádicamente, a día de hoy es ya un fijo en el primer equipo. Tras buenos ratos de fútbol, me atrevo a decir que el de Santanyí será la figura de esta temporada. Menos dotado técnicamente que Asensio pero tan listo y mucho más competitivo, ofrece un plus de mala leche que a lo largo de la temporada acaba ofreciendo puntos. De hecho, frente a la Ponferradina dio un recital sobre cómo moverse entre líneas. Asistió, regateó e incluso provocó un penalti, excesivo en el castigo pero dado por la competitividad de un Brandon que casi se parte la cara por adelantarse a su par. Seguramente no tan reluciente como M. A., el rubio canterano es el siguiente eslabón en la cadena de canteranos bermellones.

Damià Sabater

Si el fútbol fuese científico y cuadriculado, seguramente la siguiente sucesión recaería sobre los hombros de Damià Sabater. Es el menor de los tres (nació catorce días más tarde que Asensio) y también el último en llegar a la cima. Apenas está dando sus primeros pasos con el primer equipo, tanto que debutó oficialmente el último partido de la pasada liga ante el Mirandés. Su nombre vienen pintando las esquinas de la ciudad deportiva desde hace ya tiempo, y ha hecho una muy buena pretemporada. Apenas ha jugado un rato en este inicio de liga, contra la Ponferradina, pero dejó algunas gotas de lo que puede ofrecer. De momento, y sobretodo, seguridad en si mismos. Sólo así se explica que prácticamente en el primer balón que toca al salir al campo el domingo se saque de la manga un potente chut que salió lamiendo el poste rival. Si jugando media hora con uno menos el Mallorca sufrió más bien poco fue, en buena medida, gracias al oxígeno que le dio Damià con su buena distribución. Necesita tiempo y minutos (conceptos que no tienen por qué ser sinónimos), pero Sabater ya promete ser el siguiente diamante por pulir.

Cedric Omoigui

A base de goles, y en muchas ocasiones golazos, se dedicó Cedric Omoigui (1994) a llamar durante dos temporadas a las puertas del primer equipo. Y bien que resonó su llamada, sólo así se explica que Son Moix recibiese su debut liguero con una estruendosa ovación, muy alejada de la realidad futbolística que era en ese momento. Sin embargo, en su caso la puerta no se ha abierto. No al menos instantáneamente, puesto que la dirección deportiva bermellona le regaló un billete de avión rumbo a Valencia en forma de cesión. En ningún caso perjudicará a ninguna de las partes implicadas, puesto que el Valencia Mestalla es un buen lugar en el que seguir creciendo y, en caso de que se lo queden, el Mallorca ingresará una suculenta cantidad. Llama la atención, sin embargo, que no se le haya tenido tanta fe como a sus compañeros. Quizás porque la posición de 9 es complicada y será difícil que disfrute de los minutos que necesita. En cualquier caso, y hasta que demuestre lo contrario con goles, que es lo que mejor sabe hacer, Cedric es el eslabón perdido de la cadena que conecta Son Bibiloni con Son Moix.

Informa: DeporteBalear.com. Fuente: futboldesdemallorca.com

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