Deporte Balear

El alicantino estuvo a dos puntos de ganar pero el balear salvó el ‘tie-break’ del segundo set y aplastó a su rival en la última manga

Una derecha, un solo golpe, cambia por completo el partido. Ferrer acaricia la hazaña. Con un set a favor y 6-5 y 15-30 tiene el partido en su mano. La bola de Rafael Nadal se queda corta. Ferru llega cómodo y le da tiempo a pegar con nitidez y a hacer lo que desee con la pelota. Con todo a favor para ponerse con dos bolas de partido pasa lo imposible.

Rafa Nadal, vendido en mitad de la pista, devuelve el punto de espaldas y resucita. Acaba haciéndose con ese punto, ese juego y el partido. «Por suerte he podido salvar una pelota que él tenía fácil», confiesa al final del partido. Así, el de Manacor termina clasificándose a semifinales gracias a su victoria por 4-6, 7-6 y 6-0.

Antes de que esa derecha sepulte las opciones del de Jávea, el partido comienza bastante mejor para el número cuatro. Los juegos iniciales se resuelven a base de errores no forzados. El choque arranca con dos tenistas erráticos y dubitativos que van poco a poco engrasándose. Un warning en el cuarto juego -un aviso del juez de silla por emplear demasiado tiempo entre punto y punto- descentra a Nadal. Una vez más la polémica con el descanso del balear desconcierta al manacorense en un juego que acaba con la rotura de David Ferrer.

En ese contexto, el revés de Ferru puede con la derecha del balear y las piernas del alicantino se imponen al ritmo del número cinco del mundo. Pese a ello, Nadal se mete en el set gracias a su mejor versión.

Son únicamente dos juegos en los que dispara tiros ganadores con su derecha y revés, en los que se mete en la pista y manda. Después de jugar como a él le gusta vuelve a recular. Y de nuevo lo paga. Otro break le da el primer acto al número cuatro del mundo.

La grada se divide entre los que apuestan por el clásico «¡Vamos Rafa!» y por los que innovan con el «¡Vamos Ferru!». Una pista en la que están los dos mejores tenistas españoles pero que está muy lejos del lleno. Ya en el segundo set, Nadal sigue sufriendo. Sigue sin apoyar bien por la rodilla y sin pegarle con mordiente a su revés. La primera rotura del balear es contrarrestada rápidamente por Ferru, que continúa dominando el partido con su revés. Nadal tiene un problema: juega demasiado corto. Su bola no hiere a su rival.

Así se llega al 4-2. A partir de ahí comienzan las idas y venidas de uno y otro. Cuando parecía que Ferru lo tenía en su mano, el balear resucita. Cuando el manacorense da la sensación que es impulsado por los errores de su rival, el alicantino vuelve a adelantarse en el marcador.

Así se llega al 6-5, un juego en el que Ferrer desaprovecha su oportunidad de oro. Con 15-30 Nadal levanta uno de esos puntos que solo remonta él.

Ahí acaba el partido. Esa ocasión desaprovechada termina en la muerte súbita. Pero en el tie-break Ferrer ya ha desaparecido y el de Manacor lleva el partido al tercer set.

En el último parcial ya no hay partido. Hundido por la ocasión desaprovechada, David Ferrer deja de creer, algo que aprovecha Nadal, que va poco a poco comiéndose a su rival. Las roturas de servicio caen una tras otra. Las heridas de Ferru son demasiado profundas. Tanto que acaba hincando las rodillas y rindiéndose al rey de la tierra batida.

Fuente: lavozdegalicia.es

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