Deporte Balear

El joven acusado negó haber golpeado en el rostro y la nuca a dos rivales del Playas de Calvià

B. PALAU PALMA “Fue una batalla campal”. El partido de fútbol de juveniles entre el Algaida y el Playas de Calvià disputado hace cinco años acabó en una gran tangana con dos heridos. Así lo recordó ayer el árbitro del encuentro, quien explicó que tuvo que salir escoltado por la Guardia Civil del campo del Algaida. El alboroto entre los futbolistas y aficionados que invadieron el terreno de juego finalmente ha acabado ante los tribunales. Un joven jugador fue juzgado ayer en Palma por haber agredido a dos rivales durante la trifulca. La fiscalía solicita para él dos años de prisión al considerarle responsable de dos delitos de lesiones. El imputado negó los hechos en rotundo.

El sospechoso, que es la tercera vez que acude a juicio ya que las otras vistas se anularon o suspendieron, negó haber propinado puñetazos o patadas a las víctimas. Su abogado, Miquel Àngel Mas, reclama la libre absolución al considerar que es inocente. Según la acusación, el joven futbolista propinó un puñetazo en el rostro a un rival lo que le produjo la fractura de los huesos de la nariz y también golpeó por la espalda en la nuca a otro jugador, quien cayó al suelo semiinconsciente y tuvo que ser evacuado en ambulancia a una clínica en Palma. El imputado rechazó de forma tajante ser el autor de estas dos agresiones.

Una dura entrada
Sin embargo, el acusado admitió que cometió una falta por una dura entrada durante el partido y por ello fue expulsado. Según su versión, cuando se retiraba al vestuario, otro jugador del equipo contrario le pegó una patada y entonces se encaró a él, lo que desencadenó la tangana. El joven indicó que lo único que hizo antes de marcharse fue ayudar a un compañero que estaba siendo agredido por un aficionado que le estaba golpeando con un paraguas en una de las porterías.

Los hechos ocurrieron el pasado 17 de febrero de 2007 en el campo de fútbol del Algaida. El equipo visitante de juveniles, el Playas de Calvià iba remontando el encuentro cuando se formó el escándalo. Según recogió el colegiado en el acta, en el minuto 38 del segundo tiempo sacó una tarjeta roja a un jugador del Algaida, el acusado, por una entrada bastante fuerte. Un rival le recriminó su comportamiento y el imputado le contestó con una patada en el muslo, según el árbitro. Fue la “chispa”, lo que hizo “explotar” a deportistas y aficionados, según manifestó ayer el colegiado ante la sala. “El partido estaba muy caliente. Había mucha rivalidad y nerviosismo. Y se montó una batalla campal”, reconoció el testigo.

(D.M.) L.V.

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