Media medalla es de Silvia Navarro

20 diciembre 2014 | Por Redacción | Categoria: Balonmano, Otros Deportes
Las jugadoras españolas celebran su pase a la final del Europeo. FERENC ISZA AFP

Las jugadoras españolas celebran su pase a la final del Europeo. FERENC ISZA AFP

BALONMANO Derrota a Montenegro en semifinales (18-19)

  • España, con una gran actuación de su portera, vence a Montenegro (18-19) y se clasifica para su segunda final europea
  • Noruega, el rival en la final de 2008, será el oponente el domingo tras vencer a Suecia

JAVIER SÁNCHEZ

«Ahora no nos queremos quedar aquí», decía al acabar el seleccionador y, como él, en el vestuario todas las jugadoras se convencían de sus opciones de victoria… pese a andar con la lengua fuera. Tras siete partidos en 14 días, con un banquillo escaso donde abundan las ‘novatas’, el cansancio se presenta como el obstáculo principal para la gloria. En las semifinales, ante Montenegro, quedó probado. Del arrebato de la primera parte, alentado por una defensa 6:0 con energía atemorizadora, a la extenuación del segundo acto, que consistió sólo en resistir. Pasó el equipo de vencer por siete goles en el minuto 23 (5-12) a sufrir esperando el final (18-19) aunque siempre mantuvo una razón para la confianza: Silvia Navarro

España, país de bajitos, dicen. A mucha honra, suele añadir ella. Con sus 1,69 metros oficiales (bastantes menos en realidad) era el viernes la más menuda en pista pero con su inmensidad en la portería dominó el encuentro. Apoyó a sus compañeras cuando, de inicio, éstas, muy profundas, amedrentaban a las potentes lanzadoras balcánicas. Se levantó luego en solitario, heroica, cuando las fuerzas fallaban y las facilidades detrás eran evidentes. En total detuvo 18 de los 36 disparos que recibió, un redondísimo 50%; dejó en cuatro goles de diez intentos a la lateral Katarina Bulatovic, una de las mejores del mundo; Milena Knezevic, central con idéntica distinción, no llegó a marcar pese a probarlo hasta siete veces.

Había sobrantes rencores guardados hacia Montenegro y finalmente se lograron olvidar todos. La violencia vivida en las semifinales perdidas de los Juegos de Londres hacía temer una batalla similar pero apenas se observaron algunos ‘tics’ en los instantes finales. La vigente subcampeona olímpica y campeona continental extrañó en esas ‘tareas’ a su pivote Suzana Lazovic, expulsada ante Holanda tras una tremenda tarascada a una rival, y su ausencia acabó también marcándole en los ataques posicionales, con varias extremos ocupando su posición sin fortuna. Hubo compensación: en esas mismas labores, la selección dependió en demasía de nuevo de la inspiración de Marta Mangué y en Nerea Pena.

«Ni siquiera el más optimista habría apostado por mantener el nivel del ciclo olímpico anterior», admitía Dueñas, que antes de marcharse lanzaba una proclama final: «No podemos vivir del deporte masculino eternamente«.

fuente:elmundo.es

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