Iniesta resuelve dos meses después

4 enero 2009 | Por Redacción | Categoria: 1ª División, Fútbol
Iniesta celebra el segundo gol. (Foto: REUTERS)

Ya le da casi lo mismo y gana sin proponérselo. Hasta en los días turbios, sin las excelencias de su juego, el Barça se favoreció de la aparición de Iniesta, que marcó en posición dudosa ante las airadas protestas del Mallorca. El grupo de Guardiola prolongó la pesadez de las Navidades y de nuevo sufrió más de lo previsto ante los modestos baleares, que rozaron lo ya conseguido por Getafe y Racing, los únicos capaces esta temporada de sacar un punto del Camp Nou.

El Barcelona se mira al espejo y no ve rival. Sabe que sólo podría caer preso en su propia trampa. Se ve tan sobrado que en ocasiones se da el lujo de jugar con los adversarios. Ante el Mallorca, permitió el gol de Aduriz. Y eso que no contaba con Messi, a la vera de Maradona en el palco, ni con Iniesta ni Alves, de inicio en el banquillo, pero decisivos en la segunda parte. El manchego volvió tras dos meses de lesión y marcó el gol del triunfo, redondeado por Touré, que se puso el disfraz de bailarina en el descuento.

El Camp Nou se volcó con Iniesta, un futbolista al que cualquier equipo echaría de menos salvo este Barcelona. Su salida en el ecuador del segundo tiempo dio aires nuevos al ataque azulgrana, encasquillado hasta entonces por un clima de relajación general. Tampoco ayudó la nula profundidad de Hleb o la escasa aportación de los laterales. Poco o nada de ese compromiso colectivo exhibido en el cierre de 2008. Y en esas, llegó Aduriz, con una zancada portentosa, para poner una parábola ante la mirada de Valdés.

Así que Guardiola, que todas las semanas intenta frenar el optimismo que barre Barcelona, se cargó de razones. Su plan alternativo no funcionaba. No había juego por los costados, sólo golpetazos por el centro o algún balón en largo como el obsequiado por Touré que Eto’o mandó fuera. Tuvo que ser en un saque de esquina, como ante el Madrid, como llegó al empate Henry. De nuevo la ganó Puyol, como ante Cannavaro, y el francés la colocó con la zurda.

Porque el capitán, en su viejo papel de lateral derecho, debió asumir un papel relevante en ataque, poniendo toda la pasión que faltaba a su alrededor. El Mallorca se defendía con orden, gracias a la colocación de Ramis y el oficio de Martí. Incluso llegó a amenazar con el segundo, que hubiera alcanzado con un Arango más incisivo. Pero tampoco se lo creyó del todo y terminó seducido por la vieja idea de conservar la ventaja de cualquier manera. Ya por entonces habían aparecido Iniesta y Alves.

Palabras mayores para cualquiera, porque entre los dos sumaron la técnica y voracidad que debían conducir a la victoria. El brasileño sacó de quicio a Corrales y Nunes, con buenas y malas artes. El ‘8’ regaló la precisión justa por el otro lado, donde apareció quizá en fuera de juego para remachar el 2-1. En resumen, una obra menor para este Barcelona que ha acostumbrado mal a su afición, que sólo disfrutó del todo con el golazo de Touré. La Liga se da por ganada y aguardan la Copa y la Champions. Tarde o temprano llegará el sufrimiento, pero el barcelonismo no quiere pensar en eso, porque se ha convertido en un adicto al placer.

informa.deportebalear.com /fuente.elmundo.es

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