Deporte Balear

A falta de una jornada para finalizar la Liga la Peña Deportiva, rutilante dominadora de la competición hace muchas semanas y durante muchas jornadas, es ahora un equipo bajo las dudas de su rendimiento cuando llega la fase decisiva de la competición. En Sant Rafel se vio el último capítulo del mal momento del equipo y el próximo domingo el Ferriolense hará de termómetro para medir la temperatura del dubitativo equipo de Luis Rueda.

La Peña Deportiva hizo un equipo para ser campeón de Liga y se ha quedado en el intento. En diciembre, ante los micrófonos de Radio Exit, Javier Sisamón, vicepresidente del club asveró sin recato alguno que todo lo que no fuera ascender sería un fracaso. Para lograrlo hay que superar tres eliminatorias a cara o cruz. A cara de perro seguro. La cruz será no superarlas.
Y ahora mismo la Peña no es caballo ganador.
Desde hace varias jornadas al equipo de Rueda se le hace larga la Liga y largos los partidos. Un buen equipo y una corta plantilla, puede ser uno de los justificantes. Cansancio y sobrecarga de partidos en los jugadores habitualmente titulares puede ser otro argumento.
Lo inexcusablemente ineludible es que la directiva del club hizo un equipo para volver a ser conjunto de Segunda B al final de la temporada, objetivo merecedor de otro análisis más profundo, y ahora ni los más acérrimos defensores de la causa ven claro en absoluto que ese final de temporada se vaya a cerrar son el broche de oro deseado, porque tres eliminatorias a doble partido y seis partidos en los que no se admite fallo alguno, muchos más.

J.F.O.