Deporte Balear

Con solamente 17 años, la ya ex central del Cor Pitiús puede debutar en la máxima categoría del voleibol nacional con el Xacobeo de Lugo

IBIZA | PABLO SIERRA DEL SOL Amy Natalie Ward impresiona por su altura. 1´86 metros que delatan su ascendencia escandinava, pese a que nació en Eivissa hace 17 años. De madre sueca, con raíces finlandesas, y padre inglés la jugadora pitiusa ha desarrollado una anatomía ideal para convertirse en un referente del voleibol. La joven central del Cor Pitiús acaba de dar un paso de gigante en su incipiente carrera fichando por el Xacobeo de Lugo, que juega en Superliga.

—¿Cómo descubre un equipo gallego a una jugadora ibicenca?
—Gracias a José Valderrey, que fue mi entrenador durante la temporada pasada. Ahora, forma parte del Xacobeo y habó de mí, destacando mi altura.

—¿Cómo le llegó la noticia?
—Estaba en clase y Adán Suárez [su técnico en el Cor Pitiús] me llamó para que le diera mis datos rápidamente. Pensaba que era para mandar una ficha a la Federación Balear o algo así. Cuando me enteré que era porque un equipo de Superliga se había interesado por mí, no me lo creía.

—Empezó en el voleibol hace solamente tres años y ahora puede debutar en la máxima categoría. ¿Cómo se explica esta progresión?
—Pegué un gran estirón entre los 14 y 15 años, justo cuando empezaba a formarme como jugadora. Mi altura me ha ayudado mucho. Por ejemplo, creo que en el aspecto del juego que más destaco es en el bloqueo, pero me queda mucho por aprender.

—¿Le preocupa no dar la talla en un club mucho más competitivo?
—He visto vídeos por Internet del primer equipo (colista de Superliga) y del conjunto júnior (tercero en la clasificación nacional), las dos escuadras con las que entrenaré y jugaré. Viéndolas me he dado cuenta de que son jugadoras muy fuertes, pero desde el club me han explicado que soy un proyecto y quieren que vaya progresando poco a poco.

—¿Había pensado en dedicarse al voleibol profesionalmente?
—Los estudios van primero, pero siempre he querido seguir jugando a este deporte. Esta es una oportunidad única para dedicarme a un nivel más alto.

—¿Qué deja en el Cor Pitiús?
—Muchísimas amigas y un gran recuerdo. El partido del domingo ante el Petra ha sido muy especial, hemos vuelto a ganar después de unas jornadas jugando a un nivel bajo. Antes de empezar, me dije que tenía que vencer en mi último partido como fuese. Mis compañeras me han dedicado la camiseta y me han regalado una placa.

—Ahora se convierte en un referente para ellas y para las categorías inferiores.
—Soy yo la que les doy las gracias, por todo lo que me han apoyado. También a mi entrenador, que ha organizado todo el tema del fichaje y que me ha hecho mejorar mucho como jugadora.

—¿Qué significado tiene el número 17?
—Todavía tengo 17 años, cumpliré los 18 en unos días. Esta temporada, cuando me dieron ese dorsal pensé que algo bueno podría pasarme. Ahora sé que ha sido así.

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