Deporte Balear

Se abrió de nuevo el cajón de incidencias de gravedad, la violencia vuelve a pasar a primera escena. Lo del linier del Granada-Mallorca vuelve a abrir un profundo debate en el que se necesita un giro radical hacia el respeto y el trabajo de todos los árbitros.

Me he cansado de decir que los primeros que deben asegurar la protección de los arbitrajes son los mismos profesionales: entrenadores, jugadores, directivos, medios de comunicación, etc.. Los errores arbitrales se han convertido en excusa perfecta cuando se ha finalizado un encuentro con resultado negativo. Los errores arbitrales siempre deben ser anécdotas en el mundo del fútbol, no excusas. Tansólo en España se ven portadas extensas semana tras semana repletas de opiniones nefastas contra los colegiados dirigiéndoles una presión contínua semana tras semana. Mi pregunta es: ¿En sus trabajos, podrían trabajar con abundante presión? Rotundamente no. Así cómo sólo ocurre en nuestro país la llamada «prensa rosa», también ocurre con los árbitros. Así vamos, buscamos soluciones externas para quitarnos la responsabilidad de nuestros errores.

Vamos más allá de lo que pasó en Granada. El entrenador del conjunto andaluz, don Fabri, no se cansó de salir en las ruedas de prensa durante ya la pasada semana antes del importante encuentro frente al Mallorca diciendo que los árbitros le estaban faltando al respeto a él y a sus jugadores y que los próximos encuentros en Los Cármenes deberían ser una olla a presión. Evidentemente después del incidente se explicó y comentó que lo dijo desde el respeto y la humildad hacia a ellos, pero no todos son tan inteligentes cómo para poner cabeza fría al asunto, ya vemos que el que lanzó el paraguas fué un niño de 15 años que abunda en un centro de acogida. Señor Fabri, ¿usted cree que un niño de 15 años con problemas para relacionarse va a tener suficiente capacidad fría cómo para tratar sus palabras de una manera sensata? Se debería sancionar la intolerancia de los profesionales hacia sus propios compañeros, porque al fin y al cabo árbitros, entrenadores, dirigentes, jugadores.. todos somos compañeros, y bien haría el que nos facilitasemos el trabajo los unos a los otros.