Sa Deportiva, amante de todos y esposa de nadie

11 mayo 2010 | Por Redacción | Categoria: Fútbol, Ibiza

A las ocho de la tarde se ha cerrado el plazo de candidaturas a la presidencia del Ibiza. Desierto. Lo previsible desde que se convocaron las elecciones. Lo seguro desde que Emanuele Maffezzoni desapareció de la escena pública.
Sa Deportiva, como le gusta decir a la gente de las tertulias de barra de bar, a los que prácticamente conocen al equipo desde su nacimiento, encarna a esa mujer con la que todos se quieren acostar, pero que nadie la quiere llevar al altar.
Sa Deportiva, con 53 años cumplidos, es ahora una entidad más que madura, que ha perdido la lozanía ostentada hace treinta años cuando se jugaba una eliminatoria de Copa ante el Real Zaragoza. Eran tiempos de juventud en que era cortejada por ibicencos orgullosos de sentarse en el exiguo palco de la calle Canarias.
Cumplidos los treinta y en pleno esplendor vivió otro tiempo de fugaz esplendor cogida del brazo de Calixto Bragantini y Sa Deportiva tuteó al Valladolid o al Sabadell, ninguneó a un opulento Murcia o un brillante Elche y flirteó con el CSKA de Sofía. Acabado el romance con Bragantini (encarcelado en Francia) Sa Deportiva cayó en la desgracia del abandono y olvido general. Y aunque en aquella época la cirugía plástica no hubiera llegado al fútbol, hubo de someterse a una remodelación y cambio de nombre para que Mariano Riera la devolviera al escenario principal de Vila.
Y luego otro amante más, Pedro Ortega, encantado de presumir de una Sa Deportiva, atractiva cincuentona, a la que prometieron llevar al altar de la Primera División el día que pidieron su mano para luego no poder hacerse cargo ni del traje de novia, porque para novia nadie la quiso y para esposa menos, sólo de ocasional barragana para la madrugada de cada sábado. Sa Deportiva, con años y arrugas, tiene un gran poder de seducción, pero es esa femme fatal que se equivoca en la elección de sus parejas y de Sa Deportiva, cada uno en nuestra medida, nos hemos aprovechado todos, como quiso aprovecharse Antonio Stinà en un perfecto papel de proxeneta consentido, antes de que corriera Emanuele Maffezzoni a socorrer quijotescamente a tan vetusta y ajada dama, ahogada por sus miserias y a la que Andoni Valencia dejará inmediatamente en una residencia para la tercera edad.
Tú que tan buena amante has sido, te mueres sin conocer marido.

Juanjo Fernández de Oviedo

Informa: Deporte Balear fuente    futbolpitiuso


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