Los domingos a la sombra

9 diciembre 2011 | Por Redacción | Categoria: 1ª División, Fútbol

Al contrario que Javier Bardem en aquella película de León de Aranoa, Sergio Tejera parece haberse acostumbrado a la cómoda sombra que ofrece el banquillo. Los señalados por el ‘míster’ en la pizarra, asfixiados por la intensidad que exige Caparrós, por el poco margen que ofrece la Primera División, y en muchas ocasiones el sol bajo el que se disputan los partidos, se baten el cobre por arrancar algún punto que alivie una situación clasificatoria casi siempre tambaleante. Mientras,cobijado en el refugio que ofrece el banco de reservas, el centrocampista catalán comtempla impasible cómo se escurren los minutos sin que su entrenador se vuelva para invocar su nombre.

Si a algo temo es al conformismo. A la sensación del “podría ser peor”. A ese punto en que uno consigue acallar la voz de la autocrítica, punzante y exigente, para instalarse en la cómoda mediocridad. Por eso me pongo en la piel de Tejera y no puedo creer que no esté enfadado con la situación que está viviendo. En las últimas 5 jornadas apenas ha disfrutado de 14 minutos -totalmente intrascendentes- frente al Sevilla, los demás partidos los ha visto apoltronado en el banco, resguardado no sólo del sol, si no también de las críticas a cambio de verse perdido en medio del camino que separa la obviedad y el olvido.

Es sabido por todos que Joaquín Caparrós venera y valora el trabajo y la entrega que ofrecen sus hombres al equipo. Ese mismo credo le lleva a defenestrar a todo aquél que no arrima el hombro y entrega su sudor al beneficio del equipo. Es ahí, según me cuentan, donde se encontramos una explicación plausible a la situación que vive Tejera, un jugador con potencial para ser indiscutiblemente el mejor jugador de la plantilla.

La sutileza y detallismo de su pierna izquierda marcan diferencias cuando está enchufado. Un equipo que tiene dificultades ofensivas -como casi todos los de la zona baja- se lanzaría gustoso al abismo de saber que la zurda de Sergio actuará de amortiguador. El problema es que no es así, y en la presente temporada sus oportunidades han significado un estrepitoso tortazo tras otro.

Como ha pasado históricamente con otras grandes promesas jamás confirmadas, el mayor enemigo de Sergio Tejera es él mismo, por lo que sólo él puede hacer algo por revertir la situación. Quizás empiece a hacerlo cuando la sombra del banquillo se torne fría, húmeda e incómoda.

Informa: Deporte Balear  fuente:    futbol desde mallorca.com

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